LITERATURA

Saturday, July 01, 2006

PARADIGMAS POSMODERNISTAS

PARADIGMAS POSMODERNISTAS EN EL NUEVO PROCESO DE LA

LITERATURA CHIMBOTANA

“El futuro ha muerto y todo es presente”

Joseph Picó

Por Ítalo Morales

Chimbote ha dejado de ser el epicentro de la dinámica pesquera que reinó en las décadas pasadas; atrás ha quedado ese referente que nos otorgó una perspectiva simbólica nacional. Ahora otra ciudad se ha edificado sobre los escombros de una era que va quedando relegada. El arte y la cultura no pueden estar ajenos a los vaivenes que orientan la nueva visión del hombre y de la civilización. La era del consumo y la globalización son mecanismos que se imponen por la cercanía que ofrecen los actuales medios comunicativos.

Los escritores, por lo tanto, consciente o inconscientemente están reflejando estos nuevos paradigmas. El telurismo narrativo o lírico va dejando margen para la mutación y variedad de estilos que se ven irradiados por una fuerza discursiva que sobrepasa la textualidad.

La orientación de este trabajo se fundamenta en función de una nueva tipificación de los discursos que orientan el pensamiento actual. Se integra a las transformaciones sociales, lingüísticas e ideológicas que estructuran la sociedad holística. Para esto formulo la hipótesis de que la nueva literatura chimbotana en sus aspectos textuales y extratextuales –comprendida entre 1990 y 2004 está edificada por algunos signos postmodernos. Esto se evidencia principalmente en la narrativa, en algunos rasgos poéticos y en el proceso mismo de la comunicación entre autor (texto)-lector-contexto

Para demostrar la hipótesis primero sintetizaré los conceptos filosóficos, sociales del postmodernismo, así como la caracterización de esta nueva estética en el arte. En el segundo punto contrastaré la hipótesis en función de los postulados posmodernos y finalmente haré un balance sobre de las nuevas perspectivas de la actual literatura chimbotana.

En este sentido para intentar un mayor rigor objetivo me he visto en la necesidad metodológica de prescindir de mi propio trabajo literario.

1.-APROXIMACIÓN AL UNIVERSO POSTMODERNO

El símbolo de esta época ya no es Prometeo como gustaban proclamar los hombres modernistas, ni tampoco Sísifo como lo quería Albert Camus para referirse a lo mismo. Ahora el signo que nos representa es Narciso: una sociedad que actualiza el futuro y contradice el llamado progreso de la humanidad. Los grandes principios éticos y morales de la modernidad no se mantienen con carácter Universal. Ahora se entra en una ética de la situación, "todo depende".

El hombre niega la esencia de la modernidad, ya que esto supondría tomar en serio la razón y rechaza con jovial osadía los ideales propuestos por los modernistas. Además obedece a lógicas múltiples y contradictorias entre sí. En lugar de un yo común lo que aparece es una pluralidad de personajes.

Este individuo, sometido a una avalancha de informaciones y estímulos difíciles de organizar y estructurar, está en un incierto vaivén de ideas. No se aferra a nada, no tiene certezas absolutas.

Debido a la falta de confianza en la razón hay una pérdida de preocupación por la realización colectiva del género humano, y resalta un interés por la realización de uno mismo. Esto se observa en el retorno a lo religioso: hay un "boom" de lo sobrenatural y de las ciencias ocultas. En la posmodernidad, a diferencia de la modernidad, no hay prejuicio en aceptar explicaciones por más irracionales que sean. Además de un retorno de lo irracional; también retorna Dios. Pero el Dios del individuo postmoderno no es demasiado exigente.

Un modelo de sociedad postmodernista sería una conformada por infinidad de microcolectividades heterogéneas entre sí.

La postmodernidad, en el plano social e ideológico, se caracteriza por lo siguiente:

a. EL hombre es producto de un proceso natural de evolución, que puede explicarse mediante la razón científica sin recurrir a fuerzas ajenas a ese proceso.

b. El proceso de desarrollo evolutivo se desencadena por el mecanismo de la competencia.

c. El Postmodernismo, como movimiento internacional extensible a todas las artes; históricamente hace referencia a un periodo muy posterior a los modernismos, y en un sentido amplio, al comprendido entre 1970 y el momento actual.

2.-EL POSTMODERNISMO EN EL ARTE

El postmodernismo no es necesariamente antimoderno. Depende de la posición donde se sitúe el crítico. Hay dos visiones más o menos claras: una exaltativa de la modernidad y otra de su negación. Dentro de los exaltadores podrían diferenciarse las posiciones de Jürgen Habermans con la de Daniel Bell. Para el primero lo que hay es una “modernidad inconclusa”. Para el segundo debe hablarse de un éxtasis del capitalismo, por lo que en vez de postmodernidad debería denominarse como postindustrialismo. Bell concibe el factor cultural como el más importante de la sociedad de hoy. Y ese factor tiene un instrumento igualador: los mass media. Estos hacen la nueva universalidad que ha abrasado a la artes., tanto al creador como al consumidor. El creador ha tenido que hacer concesiones a los medios. La modernidad desalojó al artista del centro social. Por ello los poetas tuvieron que huir a otras profesiones: fueron abogados, periodistas, profesores, etc. Su creatividad ocupa ahora un espacio al margen. En esta postmodernidad el creador tiene una profesión. Va ser un creativo que con su aval y experiencia intelectual va “deleitar” al publico con una obra que se mimetice con sus estereotipos.

Ya no hay fronteras entre culturas altas y bajas. Los artistas no pretenden aislarse sino más bien hacerse populares. Acuden a la cultural popular sin asimilarla raigalmente. Ella esa atrapada por el kitch o el pastiche.

Ante esto Cellso Media dice que el elemento que encarna al arte actual es el plástico. Éste emblematiza la cultura de lo perecedero. Así que en el arte queda liquidada aquella predica de la “conquista de la esencia de la eternidad”. Fredrich Jameson habla de un populismo estético, donde queda relegado la dicotomía del arte moderno: la cultura baja/cultura alta.

En virtud de su canto a la superficialidad, su culto a lo perecedero, la Postmodernidad desecha el pasado como raíz genésica del hombre. Y eso tiene que ver con la muerte del sujeto y la sustitución por la objetividad.

En consecuencia Lyotar define lo postmoderno como resultado de la incredulidad en los metarrelatos (religión, ciencia, psicoanálisis, marxismo, etc.) que en la Modernidad habían hecho concebir al hombre la esperanza en el poder de la razón para mejorar el mundo. En su lugar se instalan los “pequeños relatos”, los juegos lingüísticos sin pretensión. Para él la estética postmoderna es la que no se puede gobernar con reglas preestablecidas, la que no se puede juzgar según principios determinados, siempre poniendo cuidado en no convertir los márgenes (ahora objeto de atención) en nuevos centros. De ahí que la noción de descentramiento, tan cara a Focault o a los deconstructivistas derrideanos sirva de base a este fenómeno.

3.-LA LITERATURA CHIMBOTANA EN LA MAQUINARIA POSTMODERNA

En la última década Chimbote ha asistido a un florecimiento espectacular de publicaciones de libros, revistas, opúsculos, todos orientados a engrosar el afán cultural de un pueblo que galopa a veces frenético, a veces, adormecido. La literatura chimbotana, como parte del controvertido concepto de literatura regional, no puede estar ajena a la era de la globalización. En narrativa como en poesía los escritores se han servido de estrategias y discursos postmodernos, muchas veces de una forma no intencionada. En pocos casos esto ha obedecido a objetivos preestablecidos.

Cuando refiero que en ciertas obras de la literatura chimbotana, así como en el proceso mismo que la va orientado existen rasgos postmodernos no significa que estos ejemplos sean buenos o malos en sí mismo. El postmodernismo no es una moda que supere al pasado moderno porque el mismo hecho de estar más adelante en la historia. La postmodernidad desde el punto de vista estético no es lo mejor ni lo peor, es simplemente una huella de la circunstancia que se instala en la vida actual. Es una forma de entender el mundo y el arte desde el prisma de lo efímero. De esta manera se podrá ver que las observaciones en lo literario así como en sus referentes externos, no se muestran como discursos coherentes y delineados sino a través de pinceladas de una marca que no está del todo tipificada en el medio.

3.1.- CARACTERÍSTICAS EN LA TEXTUALIDAD

a) Lo fractal o golpe al principio de unidad

El concepto de unidad nos dice Lauro Zavalaes uno de los fundamentos de la modernidad. (Zavala, 2003). En literatura se defiende lo fragmentario frente a las narraciones totalizantes. Este hecho viene caracterizado por la falta de tiempo que distingue la vida moderna. Esta idea del fragmento, si bien es cierto no existe como una propuesta definida en la década del 90 en chimbote, si viene dado por el afán de algunos autores en escribir textos breves o intentar hacer cuentos cortos. Eso lo dice, por ejemplo, Julio Orbegozo cuando explica que siempre ha buscado hacer cuentos cortos porque la gente se aburre con los grandes textos. En este rubro de lo fractal se encierran los relatos breves aunque carentes de unidad semiológica de Dante Lecca con Sábado Chico y Señora del Mar, la estrategia algo fallida de construir microrrelatos de Enrique Tamay en Invención de la Bahía, el compromiso con la anécdota simple en La Noche imposible y otros disparates de Jorge Alva Zuñe, los textos brevísimos de Leonidas Delgado en el Tío Cundunda, los cuales mantienen la frescura del color local, no obstante estar opacados por el incipiente manejo de la ruptura entre anécdota como estrategia y la literaridad: condición indispensable de todo buen texto literario.

De una manera mucho más nítida y precisa están los cuadros narrativos y marginales de Jaime Guzmán que ha publicado en su revista Los Zorros. La brevedad (repito: alimentado por la esencia de la fractalidad) es una de la características en que algunos autores vienen usando como repertorio de su narrativa.

Lo que percibimos además en estos ejemplos es que en casi todos ellos la condensación sémica y el juego de la elipsis como fuerza elusiva no están presentes. Esta ausencia es lo que contribuye a crear una estructura incipiente en los relatos. La recuperación de la idea del fragmento para darle al texto una funcionalidad autónoma no es necesariamente una posibilidad estratégica en la literatura chimbotana, sino es la muestra intuitiva que pretende asimilar marcos contextuales a través de cuadros o imágenes que vayan diseñando la configuración de una personalidad local.

b) Ex -centricidad textual

En el pensamiento postmoderno se privilegian los márgenes frente a los centros. En el terreno literario la ex-centricidad se aprecia en diversas vertientes. Una de ellas es que reivindican a las minorías que por razones de sexo, raza o ideología no han aparecido hasta ahora en la historia de la literatura. Ejemplos de esta posibilidad la encontramos claramente en Sábado chico y Señora del Mar de Dante Lecca. Aquí los actantes tienen una funcionalidad discursiva nueva para nuestra literatura: asumen voces y roles que perpetúan lo cotidiano. Este discurso, que sigue la onda del Realismo Minimalista de herencia norteamericana y que tiene muchos seguidores en Lima, penetra en las urbes y reinstala conciencias marginales que no habían aparecido antes.

Este criterio de ex-centricidad que va desplazando los centros a los márgenes que son cada vez más ambiguos, tiene el peligro de la falta de profundidad que muchas veces se puede apreciar en nuestra literatura, ya sea en cuentos, relatos, seudocuentos, novelas, seudonovelas, donde se tiende a la facilidad de la comprensión. Esto conlleva la trivialidad de lo literario.

Este último criterio lo ofrece la voz narrativa de Marco Merry, que desatendiendo un rigor técnico privilegia la argumentación minimalista. Los personajes de sus libros: niños, profesores, adolescentes marginados se caracterizan por su dinámica actancial antes que por su profundización psíquica. Lo mismo ocurre con Los cutreros y Zapatos Rotos de Orbegozo, en el mismo criterio están Sobre el Arenal de Marco Cueva, La Noche Imposible y otros disparates de Alvares Zuñe, y los textos de Dante Lecca

La mayoría de los textos narrativos tienen un hambre argumental que a su vez se satisface con estereotipos imaginativos y emotivos, como en el caso de Marco Merry (Rivarola, 1988). Este proceso se explica en parte por la relación entre los textos y su destinatario, los cuales generalmente vienen hacer los escolares. Cuando los autores buscan identificar la esencia de un puerto en la representación de personajes- tipos como pandilleros, escolares, pescadores, por lo general el repertorio para esta configuración no precipita la simbolización del sujeto descentrado, sino la anécdota que satisface la atención lectora.

En esta misma marginalidad de contexto y de falta de rigor en la construcción de un universo que debe ser autorreferencial, se ubica el fallido cuento de Francisco Vásquez Carrillo, denominado El Justiciero Ideal.

En un mejor nivel estilístico, pero en el ámbito poético encontramos a Antonio Sarmiento enarbolando la onda de lo marginal y de los bordes. Dentro de su postulado miccional, que en principio pretende ser una concepción anti-postmoderna, resulta por su mismo desparpajo y por adentrarse en lo subterráneo, (recuperación paródica del graffiti, las historietas), un discurso postmoderno. Aquí lo marginal está meditado para ser una recurrencia estratégica. Por ejemplo su historieta Ángeles Caídos, lo mismo que su poemario Cantos de Castor, es parte de esta típica propuesta. Aquí el mundo parece devorarse a sí mismo. De allí que el sujeto enunciador, su ideología y su lenguaje no son de la modernidad, sino que se instauran en la lumpenización (Sarmiento, 1999).

c) El escepticismo y la ironía

La moralidad y lo signos de lo moderno parecen haberse desgastado en una lenta caminata hacia el relativismo. Una vez impuesto el criterio de que las sociedades parecen no avanzar como dice Jhon Zarzán, el pesimismo corrosivo se levanta como una gran ola que buscar arrasar lo que emblematice lo caduco y nefasto. En la nueva literatura chimbotana el escepticismo como testimonio de la época se levanta fundamentalmente contra el sistema. No me refiero a los textos de intenciones sociales definidas como en algunas referencia de Julio Orbegozo, sino en aquellos que dejan el residuo de un deseo insatisfecho, como diría Saniel Lozano para referirse a Sábado Chico (Alborada, 2003). En narrativa el escepticismo abrasa a la mayoría de los libros de este género, excepto en aquellos donde el predominio de la religiosidad se impone como rescate de una ética definida de sus autores, como son los casos de Marco Merry o Félix Ruiz Suárez. Este desparpajo, a veces cargados de un escepticismo irónico, se puede apreciar en algunos cuentos de Roger Antón, Enrique Tamay y Dante Lecca. En los textos de éste último, los personajes, no obstante estar sumergidos en el territorio de la fatalidad social, el humor como estrategia mimética del coloquialismo le permite enfrentar la desdicha y el desencanto. En similar dimensión se aprecian en lo textos que conforman Monólogos para Leonardo de Ricardo Ayllón.

La ironía es intrínseca al desarrollo del escepticismo. Descreído de los metarrelatos el autor posmoderno buscar desprestigiarlo con sus juegos y

malabarismos temáticos. Esta irreverente visión que ha heredado del relativismo nietzcheano se manifiesta en el terreno de la poesía con Antonio Sarmiento a través de Cantos de Castor, Ángeles Caídos y en Miguel Rodríguez Liñán con Cadastro. Para el primero la sociedad actual está colapsando por el peso de sus contradicciones. Su poesía es el fiel reflejo –según lo manifiesta él mismo en su propuesta miccionalde la civilización de consumo. (Sarmiento, 1999). De igual modo su texto Ángeles caídos por su misma referencia subterránea, enfrenta al caos desde el caos. Por su parte Cadastro, desmitifica el sentido de la belleza del verso como referencia moderna. Añade a su propia función poética –cuestión que no anula el catalogar estos poemas de Liñán de antiestéticosvocablos del entorno económico. Ayllón al referirse a este poemario lo califica de antipoético, de parodiante, cuestión que resulta ser adecuada, al margen de que su poeticidad tenga un extravagante juego de signos. En estos malabares la idea de función poética clásica de Roman Jakobson y el binarismo significado/significante parecen colapsar, acercándose más al discurso de Jacques Derrida.

La ironía, por lo tanto, en el postmodernismo tiene siempre una referencia a la negación, al desparpajo, al dulce cinismo de la inconformidad (caso Jaime Guzmán en sus relatos marginales). Por eso es que el humor que pueden ofrecer otros relatos, como el de Marco Merry y Leonidas Delgado sean más modernos que postmodernos. La celebración festiva de sus entornos personales los adueña de una eficacia sólo mimética.

d) Amagos intertextuales

La intertextualidad postmoderna en literatura se manifiesta como una forma de parodiar a otros textos o incluir en el texto nuevo un concurso de estilos como el collages, donde se mezclan formas o se intenta satirizar u homenajear el pasado. En la literatura actual de chimbote no se muestra esta característica con una nitidez que permita extraer conclusiones definibles; no obstante, hallamos en Jaime Guzmán, con sus textos firmados con seudónimos sugerentes y sus cuadros narrativos sui géneris una estructura parodiante.

Por otro lado las muestras experimentales que hallamos en la poesía de Ricardo Ayllón con DES/NUDOS, donde recupera estéticas vanguardistas, homenajea el conceptismo de la síntesis entre poesía y pintura. En este mismo rubro Ricardo Cotrina tiene poemas intertextuales que se alternan con viñetas surrealistas. Aquí busca darle a las palabras un estilo que se despoje de la significatividad moderna para adquirir en la nueva estructura un diseño que juegue con las competencias del lector.

Los textos de El anciano y la Serpiente de Félix Ruiz Suárez no son postmodernos a pesar de que se estructuran en torno de la parábola y de la fábula, debido a que la funcionalidad de los signos son conservadores. No hay irreverencia. El aparente homenaje al pasado se diluye por esta referencia moralista.

3.2.-CARACTERÍSTICAS EN LA EXTRATEXTUALIDAD

a) Reconocimiento de nuestra axiología literaria dentro del sistema

Una vez desplazado el criterio de que la verdad era absoluta o pertenecía una élite como en el modernismo, los artistas posmodernos fracturan las verdades y las relativizan. Este criterio, repito, que se hereda desde las comarcas de Nietzche otorga a las particularidades (regiones) el reconocimiento de que su axiología tiene validez universal. Por eso el criterio de Literatura Chimbotana es reconocible. En este contexto coincido con la idea de Gonzalo Pantigoso cuando incorpora la visión regional al signo de lo nacional. El centro se ha roto para siempre, el centralismo está condenado a sucumbir en su propia contradicción. No lo harán los actores culturales, lo hará el propio cáncer que ya lo esta aniquilando. Por eso que la pluralidad de voces se está haciendo escuchar cada vez más en los discursos regionales. Lima va dejando de ser el epicentro de la modernización y dentro de algunos años otros mecanismos gobernarán el curso dialéctico social. En chimbote se percibe este reconocimiento de los escritores que están convirtiendo los textos en pretextos (crítica literaria).

b) Masificación del producto y multiplicación organizativa

Hay cierta coincidencia en que el boom de la literatura chimbotana, en el orden de las publicaciones, obedece a la era de globalización. Si bien es cierto, como dice Rafael Pineda Reyes, de que la literatura regional tiene poca fuerza para competir todavía afuera, por la primacía de los autores consagrados (Alborada, 2003), no obstante la creciente masificación de ventas en la localidad obedece a una nueva visión de la literatura. No es coincidente que la narrativa se venda más y que la poesía quede relegada al conjuro monacal de la crítica. Las continuas reediciones de Todo por Amor y Del Mar a la Ciudad, fenómenos singulares en comparación con el resto de provincias, son ejemplos de esta direccionalidad. A esto se unen autores que compiten por entrar al mercado que es básicamente escolar. Por eso no se casual que muchos poetas incursionen en la narrativa, campo que les ofrece un mayor universo de lectoría.

También en esta nueva era la literatura busca otros medios de difusión como el uso del Internet. La aparición de Navíos, revista virtual que nace con la colaboración de Javier Urbano, Ricardo Ayllón y otros, se une al Ornitorrinco, en cuyos canales se viene publicando los textos de poetas y narradores locales.

El producto se abarata, la masificación crece y las voces relegadas van alcanzando un sitial en la narrativa y en la poesía, como es el caso de las periódicas publicaciones que hiciera Víctor Hugo Alvítez, con sus series Cuéntame maruchita y Remando.

Por otro lado las organizaciones y voces alumbradas por la emotividad y el deseo de querer perpetuar el presente se multiplican. Esto es un típico anuncio de la posmodernidad. Es que el ser humano al irse diluyendo tiene la necesidad de dejar huella. Bajo este crisol surgen nuevas revistas, nuevas plaquetas. Ya sea en forma individual o grupal el artista chimbotano busca potencializar su escritura y su voz en la totalidad del producto. A veces se mueve más por el entusiasmo que por el rigor técnico y lingüístico. Tampoco les importa si emergen para vivir por un día y para ser olvidados por su no persistencia en el trabajo literario. Esta discontinuidad es una típica marca de lo postmoderno.

c) Deconstruccción del término Escritor Moderno

Esta característica, al igual que las otras mencionadas, se inserta en casi todas las llamadas Literaturas Regionales del Perú. Se ha desmitificado el término de escritor como se lo consideraba dentro de la Modernidad. El escritor no es más el que representaba la conciencia de su comunidad nacional. La multiplicidad de voces y de valores contrarresta esta postura, al margen de que los escritores consagrados (Caso Vargas Llosa) sigan esta perspectiva.

Por lo tanto partimos de una noción simple: si existe literatura chimbotana es lógico que el término escritor adquiera una nueva significatividad. El relativismo cultural y la deconstrucción enseñan que los metatextos que asumen una visión crítica cerrada para convertirse en filtros estéticos son absolutamente interpretables. ¿Cómo definir la verdad con respecto a esta idea? ¿Quién tiene la verdad para tipificar lo bueno de lo no bueno? Esto se aclara según Lyotar performativamente, es decir mediante el uso de un cierto poder de decir de los participantes. Por lo tanto el término escritor chimbotano es un concepto que reconoce la pluralidad de voces, que asume que la verdad antes diseñadas sobre un centro único ha caducado. Otra cuestión es catalogar al escritor dentro de jerarquías valorativa. En esto concurre el criterio del metatexto y la cooparticipación efectiva de sus sujetos enunciadores (escritores) y donde se considere que todo texto sea capaz de ser asumido como un pretexto que requiera su deconstrucción.

Ahora el peligro de este concepto Escritor reside en llevar al extremo la idea de los bordes, como decía Lyotard. Cuando la literatura se trivilializa en su intención estética, cuando los medios tienen el desparpajo de producir sin tregua porque el sujeto asume su verdad como la verdad y, cuando el receptor es incapaz de asumir un juicio definido, surgen sujetos enunciadores que aprovechan estos márgenes. No faltará en este sentido una banalización de la literatura para desembocar en lo sub-literario y hasta caer en la negación de la misma. Esto va más allá de lo estrictamente textual, y tiene que ver con el lector y texto. Es increíble que existan receptores que pueden aceptar seudonovelas como Renacimiento del Amor, de peligrosa circulación en los medios escolares chimbotanos. Esto está motivado muchas veces por docentes carentes de todo criterio. La absoluta precariedad de este discurso y la confianza autodeterminativa de su autor, nos muestra el riesgo en que se cae cuando los instrumentos de la postmodernidad –en el contexto social- se vuelven extremos.


4.- BALANCE Y PERSPECTIVAS

A pesar de lo último no somos apocalípticos con respecto al devenir de la literatura chimbotana para pensar que la postmodernidad sea una concepción ideológica nefasta. Si bien es cierto que algunos de sus criterios son nocivos, como la enajenación cultural y el desborde incontrolable del producto, no obstante es posible insertar un proyecto dentro de los marcos actuales. Eso sí sin caer en el fetichismo textual (discursos carentes de sentido).

El peligro de este criterio también reside en que las voces literarias (antiguas o actuales, inmigrantes, no inmigrantes) no asumen posiciones narrativas o poéticas dentro de una conceptualización definible. Cuando se cree que los pretextos (imitación de autores para seguir un estilo) son aceptables no hay criticidad del propio trabajo y se piensa que lo novedoso es bueno en sí mismo-

Sobre esta posibilidad el llamado término de identidad e idiosincrasia ya no puede partir de una noción mimética en que los valores sean asumidos como inviolables y la tradicionalidad resulte inmutable. Si bien es cierto que no se puede recepcionar una estética literaria gratuitamente a través de un precario análisis de sus formalizaciones discursivas, tampoco es posible aceptar la ecuación reduccionista de literatura = identidad. No estoy convencido con la idea de que la literatura pueda contribuir eficazmente a un proyecto de identidad local, en este caso pienso en la literatura borgiana y cortazariana. Sí creo que el referente actual debe abarcar una serie de sincretismos, donde exista el autorreconocimiento del autor sobre lo que hace y para qué lo hace. En este sentido es válida la idea de metacrítica del orden ideológico-político que postula el chileno Omar Rojo. Aquí el análisis de los elementos textuales y extratextuales que debe efectuar el escritor local debe contribuir a pensar que no vivimos en una comunidad inmutable.

El rol que nos toca asumir es reconocer que la literatura chimbotana aún debe a firmar su posibilidad estética. No se trata de construir universos locales físicos, sino de universalizar el sujeto histórico presente (si es que lo quiere asumir dentro del criterio cuestionable de la identidad).

5.- CONCLUSIONES

1) El discurso postmoderno chimbotano no es resultado de una propuesta colectiva o personal definidas, sino que se da como resultado de los contrastes e influencias que está sufriendo el arte en general en Latinoamérica.

2) Los narradores y poetas mencionados no tienen conciencia postmoderna concreta, sino que sus textos muestran destellos de esta ideología. Esto significa que sin saberlo vienen siendo arrastrados por el flujo silencioso del postmodernismo. Por eso no todas las características de este nuevo esteticismo se evidencian en un solo autor.

3) El postmodernismo en chimbote se muestra generalmente en el orden de la narrativa, siendo en lo poético la postura de Antonio Sarmiento la más definible.

4) Los peligros de lo postmoderno residen en la función alienante de creer que toda la estética foránea es buena, así como llevar al extremo la excentricidad discursiva y de su proceso. Aquí el papel de autor para reconocer en qué margen de la realidad se encuentra es decisivo.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1.- AFRICA VIDAL, María (1989). ¿Qué es el posmodernismo? Universidad de Alicante, Alicante.

2.--REIZ DE RIVAROLA, Susana, (1982) Teoría Literaria. Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2da. Edic., Lima,

3.-REVISTA PERUANA DE LITERATURA. (2004) Nº 2, setiembre-octubre, Lima.

4.-_________________________ (2004), Nº 01, Mayo-Junio, Lima

5.- SARMIENTO, Antonio. Cantos de Castor (1999). Fondo de Fuego Editores, Lima.

6.-PUERTO DE ORO. Investigación y Creación. (2004), Número 5, Año II, Chimbote.

7.-ALBORADA. (2003), 4era Época, Nº 26, Año I, setiembre, chimbote

8.-____________(2003), 4ta Época, Nº 27, Año II, Diciembre, chimbote.

9.-FREDRIC, Jameson. (1984). Postmodernismo o la lógica cultura del último capitalismo. Edit. New Left, Berkeley.

10.-HUTCHON, Linda (1988). Una poética del postmodernismo: Historia, teoría y ficción. Edit. Routledge, New York.

11).-www.cidi.oas.org/Lagmartrib96.htm - 69k -

12).-www. cuentoenred.org/cer/numeros/ no_7/pdfs/07CER-1_pantoja.pdf

13).-www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/ zavala1.htm - 26k

14).- wwww.ucm.es/info/ especulo/número 11des_post.html

0 Comments:

Post a Comment

<< Home